Nutrientes

El nitrógeno, el fósforo, el potasio, el magnesio y el calcio son esenciales para la producción agrícola porque aportan nutrientes a los cultivos y son la base de la productividad de los suelos. No obstante, si las plantas no absorben estos nutrientes, se corre el riesgo de que estos se pierdan por diferentes vías, por ejemplo, lixiviación, escorrentías o emisiones, con los correspondientes sobrecostes para la explotación agrícola. Encontrar la cantidad exacta de nutrientes que precisan las plantas y optimizar el momento y el modo de aplicación de dichos nutrientes puede dar lugar a un beneficio económico y a un efecto positivo para la salud humana y el medio ambiente, incluidas la sanidad y la fertilidad de los suelos.

Para el agricultor, lo ideal sería reducir al mínimo o impedir por completo y de la mejor manera posible la pérdida de nutrientes. Pero… ¿cómo podemos hacerlo? Tranquilo, no es complicado. Se trata de realizar un uso eficiente de los recursos siguiendo una serie de buenas prácticas en la explotación agrícola.

 

Materia orgánica

Está demostrado científicamente que el suelo de los invernaderos posee un bajo contenido de materia orgánica. Un estudio de la Universidad de Almería, dirigido por el doctor ingeniero agrónomo Julio César Tello (Departamento de Producción Vegetal), titulado ‘La materia orgánica del suelo y su relación con la microbiota patógena y no patógena de las plantas’, y que evaluó 43 suelos bajo plástico, explica que cuando se analizaron estos en condiciones controladas para conocer el vigor de las plantas que crecieron en ellos, “el vigor fue significativamente mayor en aquellos suelos con mayor contenido en materia orgánica y en consecuencia con mayor densidad de hongos y mayor diversidad de géneros”.

En general existe una idea muy distorsionada de lo que es la materia orgánica del suelo; se suele identificar con el mantillo o la hojarasca y se piensa que es un componente nutritivo, mientras que son dos subsistemas diferentes. La materia orgánica del suelo afecta enormemente a las propiedades físicas y químicas del suelo, hasta el punto de que todas sus propiedades físicas tienen que ver con el contenido de materia orgánica edáfica, incluidos los aspectos relativos a la erosión.

La estructura física y química y la actividad biológica del suelo son fundamentales para sostener la productividad agrícola y de ellas depende, en su complejidad, la fertilidad del suelo. La gestión de los suelos mantendrá y mejorará la fertilidad de los mismos reduciendo al mínimo la pérdida de suelo, nutrientes y sustancias agroquímicas a consecuencia de la erosión, así como los escurrimientos y la lixiviación en la superficie o en las aguas subterráneas. Esas pérdidas se producen por una gestión ineficiente e insostenible de estos recursos, además de que sus efectos nocivos pueden desbordarse.

 

Gestión

A través de una adecuada gestión, se puede mejorar la actividad biológica del suelo y proteger la vegetación natural circundante. ¿Cómo?

  • Hay que administrar la finca de acuerdo con las propiedades, distribución y utilización potencial del suelo, llevando un control y un registro de los insumos y productos de cada unidad de gestión agraria.
  • La conservación o el enriquecimiento de la materia orgánica del suelo mejora con la rotación de cultivos, favorable para el suelo, y la utilización de prácticas de laboreo apropiadas, ya sean mecánicas o de conservación.
  • Conservar la cubierta del suelo para reducir al mínimo su pérdida por erosión eólica o hídrica.
  • Con la aplicación de sustancias agroquímicas y fertilizantes orgánicos e inorgánicos en cantidades, aplicaciones y métodos adecuados a las necesidades agronómicas y ambientales del suelo.

Humus sólido de lombriz, ¿Por qué?

En este sentido, una fórmula infalible y barata de evitar la pérdida de nutrientes del suelo consiste en la aplicación de humus sólido de lombriz porque mejora la asimilación y retención de nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio y calcio. De esta forma, los microorganismos presentes en el humus se asocian con la raíz y la proveen de estos nutrientes. Un ejemplo de ello son las micorrizas, un hongo presente en el humus que se introduce en la raíz de la planta sirviendo como superficie de absorción supletoria. Este hongo provee a la planta de agua y nutrientes que de otro modo la raíz no sería capaz de asimilar, además de servirle como barrera frente a posibles patógenos. se extiende por el suelo proporcionando agua y nutrientes, a la vez que protege la raíz de enfermedades.

Ningún abono sintético alcanza, ni de lejos, el nivel de microflora benéfica que posee el humus sólido de lombriz. El humus presenta una acción de imán, lo que mejora la estructura del suelo debido a que actúa como una especie de ‘cemento’ que une las partículas, originando estructuras granulares que permiten un óptimo desarrollo radicular, mejora el intercambio gaseoso, activa a los microorganismos del suelo, aumenta la oxidación de la materia orgánica y la entrega de nutrientes en formas químicas asimiladas por las plantas, estimulando de esta forma el crecimiento vegetal.

 

Beneficios

En resumen, aquí tienes los beneficios de la aplicación de humus sólido de lombriz en el suelo:

  1. Desintoxica los suelos contaminados con productos químicos e incluso metales pesados
  2. Aumenta las defensas contra plagas y enfermedades en los cultivos
  3. Favorece el aumento de la producción
  4. Ahorra entre un 15-25% de agua de riego
  5. Ayuda a restaurar el pH del suelo y el equilibrio de la plantación
  6. Siembra de vida benéfica el suelo a través de millones de microorganismos
  7. Activa los procesos biológicos del suelo
  8. Es el medio óptimo para el enraizamiento naturales
  9. Eleva el nivel de azúcar en fruto y mejora el sabor
  10. Mejora la condición estructural del suelo, reequilibrándolo
  11. Mejora la sanidad general del cultivo
  12. Ofrece una fertilización más completa y sana a las plantas
  13. Está libre de químicos
  14. Aumenta el porte y vigor de la plantación
  15. No atrae insectos perjudiciales (moscas, mosquitos, bacterias patógenas, etc)
  16. No mancha ni huele mal (desprende un agradable aroma a tierra fresca)
  17. Es ideal para su uso en agricultura ecológica
  18. Sirve como reservorio de nutrientes a la planta, consiguiendo minimizar las pérdidas de abono y suministrándoselos a la planta cuando los necesite.

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